Río Suquía Paseos Educativos te invita a conocer la Reserva

El presente trabajo es fruto de una larga tarea de búsqueda, recopilación y selección de los artículos temáticos más relevantes sobre la Laguna Mar Chiquita y Miramar. Asimismo, he privilegiado aquellos que son de una lectura clara y didáctica. Tengo como objetivo que este trabajo sirva como referencia para conocer más a fondo esta región de la Provincia de Córdoba, además de servir de material de apoyo y estudio a los estudiantes que la visitan año a año.
Durante 28 años de actividad como profesional en turismo he llevado a centenares de alumnos -niños y jóvenes- a conocer esta Reserva; que sea entonces este blog una forma de agradecer y valorar a esta querida tierra y su gente...
Eduardo Marconetto


Bañados del Río Dulce y Laguna Mar Chiquita




RESERVA DE USO MÚLTIPLE


La laguna Mar Chiquita o Mar de Ansenuza en lengua indígena, es la laguna más grande de la Argentina y la quinta de aguas salobres del mundo. Posee escasa profundidad y su superficie varía según el agua aportada por los ríos. Junto al río Dulce y las zonas de bañados que éstos produce, forman un gran ecosistema, declarado en el año 1994, Reserva de Uso Múltiple “Bañados del Río Dulce y Laguna Mar Chiquita”, conservando una superficie de casi 1.000.000 de Ha. (6,25% de la superficie provincial)

La reserva se encuentra ubicada dentro de la región denominada Chaco Oriental y su aspecto general es el de una inmensa llanura en la que alternan praderas inundables, bosques secos, depresiones pantanosas y el valle del Río Dulce que culmina en la Laguna Mar Chiquita, La variedad de ambientes de este singular ecosistema alberga una fauna silvestre riquísima, no solo en número de especies, sino también en el tamaño de sus poblaciones. Las aves son quizás el grupo que alcanza los mayores niveles de diversidad y abundancia, otorgando a la Reserva relevancia internacional. Por este motivo fue declarada miembro de la “Red de Reservas Hemisféricas de Aves Playeras” (1991) y designado como “Sitio Ramsar” (2002), ratificando su importancia natural.


El territorio que ocupa la Reserva es, en su mayoría, propiedad privada y dada su categoría de “Uso Múltiple” las comunidades locales tienen permitido realizar actividades productivas dentro de las mismas, siempre que estas armonicen con la conservación de la vida silvestre. La economía de las poblaciones aledañas depende de la conservación de los recursos naturales de este ambiente.

Miles de aves playeras:

Cada primavera numerosas especies de aves playeras, como chorlos y playeritos, viajan miles de kilómetros desde Norteamérica hasta la Reserva. Estas aves crían sus pichones en el hemisferio norte en nuestro invierno y vuelven a alimentarse al hemisferio sur durante el verano.
Los bañados y la laguna reciben cada año, medio millón de chorlos nadadores, una de las 22 especies de aves playeras migratorias que dependen de este humedal para alimentarse y completar así su migración anual.



Por la gran cantidad de aves que llegan cada año, la laguna fue declarada en 1991 "Reserva Hemisférica" de la Red Hemisférica de Reservas de Aves Playeras, organismo internacional promotor de la conservación de sitios en América, que sirven de hábitat a las aves acuáticas migratorias.

En el año 2002, la reserva fue declarada como el 11º "Sitio Ramsar" de la Argentina, por la "Convención sobre los Humedales", firmada en Ramsar, Irán, en 1971. Esta convención es un "tratado intergubernamental cuya misión es la conservación y el uso racional de los humedales, a través de la acción nacional y mediante la cooperación internacional, a fin de contribuir al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo".

La riqueza de las tierras húmedas



La fisonomía que muestra el sureste de Santiago del Estero y el noreste de Córdoba es de una gran llanura con vegetación de pastizales, arbustales y bosquecillos aislados. En ella se desliza el Río Dulce (o Petri, en lengua indígena) que como amplio río de llanura, en época de lluvias (primavera verano) desborda su cauce y derrama sus aguas ocupando las áreas más bajas, formando un inmenso bañado o "valle de inundación". Entonces, si observamos o imaginamos desde el aire a esta región, veríamos una extensa llanura en donde alternan, a modo de "manchones" amplias áreas de pastizales y arbustos con "isletas" de vegetación arbórea (chañares, algarrobos, cardones) y riachos con áreas inundables que constutuyen el bañado.

La vegetación presente en las orillas del cauce principal está representada por plantas adaptadas a ambientes acuáticos como juncos, totoras, sunchos y junquillos o chacrilla. A medida que nos alejamos del mismo aparecen especies que se adaptan a suelos salinos, espartillos, jumes, cachiyuyos, palo azul y algunos árboles, principalmente chañares.


Es habitual encontrar grandes concentraciones de cigüeñas comunes en zonas de aguas bajas, y la cigüeña de cabeza pelada frecuentemente en regiones con mucha vegetación acuática.



Dentro de las rapaces diurnas, asociadas a las llanuras inundables, observamos el gavilán de bañado, que utiliza el juncal para nidificar en grupos o colonias, y el gavilán caracolero, que como su nombre lo dice, se alimenta principalmente de caracoles que abre con su pico ganchudo.


Entre los mamíferos asociados a ambientes acuáticos es típico el coipo o nutria vegetariana, roedor que habita entre los juncales haciendo sus refugios en las áreas más elevadas. Peces como el dorado, sábalos, bagres, tarariras y mojaras pueblan los cursos de agua dulce. Un lugar de singular riqueza en vida silvestre lo constituye el amplio estuario que forma el Río Dulce al desembocar en la laguna; la "mezcla" de aguas dulces y saladas favorece la existencia de innumerables invertebrados acuáticos, como camarones y caracoles, siendo lugar de concentración de especies animales que encuentran en ellos su alimento como distintas especies de chorlos, flamencos, gaviotines y gaviotas.

En la época de seca (otoño-invierno) comienza a desaparecer el bañado, recuperando el Río Dulce su cauce, manteniéndose el agua estacionada en lagunas aisladas, por esta razón la fisonomía del ambiente es distinta y la fauna va "acomodándose" a las nuevas condiciones del mismo, alguna migrando, otras agrupándose en áreas encharcadas, alguna va muriendo debido a estos cambios ambientales, cumpliéndose el ciclo natural de vida y muerte. Es entonces en esa época del año que los pastizales se convierten en sitio de pastoreo de ganado doméstico.

La esencia del bosque

Los bosques chaqueños, que ocupan las tierras altas de los "bordes" este y oeste de los bañados y el sur de la laguna se caracterizan por la presencia de algarrobos, quebrachos blancos, itines, mistoles, y un bosque bajo de arbustos.

En ellos se refugian el pecarí, la corzuela, y aves como la perdiz montaraz, la perdiz copetona y otras especies que necesitan áreas boscosas para desarrollar su vida.

La vida del río

Otro de los ambientes de este sistema lo constituye las desembocaduras de los ríos Suquía (primero) y Xanaes (segundo), que desaguan en la región sur de la laguna. Estos ríos nacen en las sierras grandes, zona protegida por la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala y el Parque Nacional Quebrada del Condorito, y por el sentido de la pendiente de las laderas de estas sierras, recorren su camino a "la mar".

Estos bosques ribereños húmedos tienen la apariencia de "selvas en galería" con sauces criollos, sauces llorones, aromitos, piquillines, y en áreas costeras, presentan una tupida vegetación acuática de totoras y juncos. Aquí, es de destacar entre los mamíferos, en lugares alejados y tranquilos la presencia del lobito de río o nutria, especie que se encuentra en marcado retroceso numérico en nuestra provincia y en Argentina no sólo por la persecución que sufrió, sino por la imposibilidad, cada vez mayor, de encontrar refugios amplios y tranquilos con suficiente comida, principalmente peces.

Al desembocar estos ríos en la laguna es posible ver grandes áreas abiertas cubiertas de vegetación acuática donde encuentran refugio y comida grandes grupos de gallaretas, aves consumidoras de vegetales y ya donde la mar se abre observamos aquellas que se alimentan de algas y pequeños invertebrados, como varias especies de patos y flamencos.

El agua y la sal

La laguna y sus costas integran este variado ecosistema. El espejo propiamente dicho es un "gran plato de agua salada", siendo un sitio poco propicio para el desarrollo de vida acuática, existiendo unas pocas especies de invertebrados que la pueblan, aunque debido a las crecidas producidas a fines de la década del '70, la concentración salina bajó notablemente, condición que permitió al pejerrey colonizar sus aguas, convirtiéndose en un nuevo recurso económico para los pobladores ribereños que vieron inundarse sus campos.

(Fuente: Publicación de la Secretaría de Ambiente - Córdoba- Argentina)

Historia de Miramar


Miramar no registra una fecha de fundación y es el único asentamiento humano organizado que vive en la ribera de la mayor cuenca cerrada de Sudamérica, la laguna Mar Chiquita (o Mar de Ansenuza), espejo de agua salada que existe desde hace aproximadamente 30 mil años. Se trata de una zona que al parecer nunca fue atravesada por el paso de la colonización españolas y que antes fue comarca sanavirona.
La historia de Miramar se cuenta a través de sus hoteles y el comportamiento de la laguna, que se ha alejado y ha subido sobre el poblado que atardece mirando al sol perderse en un inmenso horizonte azul y marino.

Barro, tren y mar

Las primeras construcciones hoteleras preceden a la aprobación del primer loteo, propiedad de Diehl y Ayerza (1921).
Lorenzo Barone construyó lo que se considera el primer alojamiento para turistas en 1908: unas 20 habitaciones levantadas con la técnica constructiva del rancho criollo: barro y postes de quebracho. Entonces, el agua para beber se traía de Pozo de los Bueyes, a 25 km de la costa, hasta que alrededor de 1910 se descubrieron pozos surgentes con agua potable.


A partir de 1912, los turistas podían llegar en tren, a Balnearia, y tras cruzar 12 km de tierra arribar a Miramar (recién se pavimentó en 1954). Pero además de paseantes, el ferrocarril trajo habitantes a este poblado que, sin Estado, caminos ni electricidad, comenzaba a delinear sus formas.
El emprendimiento de Victorio Rosso, de la década del ’20, es indudablemente un hito urbano. Por aquellos años, se ingresaba al pueblo por este hotel y el cartel que anunciaba su nombre: Mira-mar es para muchos el antecedente que da nombre a la localidad. Cubriendo una extraordinaria oferta de servicios, era visitado por cordobeses, rosarinos, porteños, santafesinos y algunos extranjeros. Un Ford T carrozado unía Balnearia con Miramar y ésta con El Tío, servicio que se considera el primer transporte interurbano de pasajeros de Córdoba.
Alrededor de estos primeros esfuerzos la costa de la Mar Chiquita se fue ocupando con muelles, casillas, vestuarios, embarcaciones, lanchas, veleros, flotadores y visitantes cubiertos de barro. La fangoterapia fue uno de los principales atractivos del lugar. En países como Alemania e Italia se recomendaban los tratamientos de agua y barro de esta enorme extensión de agua salada.

Con el tiempo, a su economía se sumó el desarrollo de la cría de nutrias falsas en cautiverio y el asentamiento de una producción hortícola intensiva. En 1951 la cría de nutrias producía 200 mil pieles y la Cooperativa de Criadores de Nutria (creada en 1949) nucleaba a 100 criaderos.
En 1948 se construyó el primer canal de 1.500 m de largo por 20 de ancho y un metro de profundidad. Y pese a la sequía que se extendió desde 1944 a 1955 las virtudes termales estaban potenciadas: el agua de los canales tenía más de 200 gramos de residuos salinos por litro y el fango era de fácil extracción.
En 1957 la laguna volvió a acercarse a Miramar, avanzando dos años después sobre su costanera, por lo que a fines de 1959 llegaban a Balnearia las piedras que darían cuerpo a sus defensas costeras. Pero en 1961 las aguas retrocedían otra vez anunciando una nueva sequía.

La marea de los ’70




En los años ’70, Miramar consolidó una importante infraestructura turística y la naturaleza, en un principio, acompañó el entusiasmo. Más de 100 hoteles, varios edificios públicos, tres kilómetros de costanera pavimentada, escaleras, duchas, sanitarios, playas públicas, accesos y bajadas para lanchas, club náutico, tres piletas públicas de agua salada y centros termales eran parte de su costa. Pero sólo a tres años de lo que parecía el despegue, una vez más la naturaleza se pronunció.

En 1974 comenzó un período húmedo que, entre los años ’76 y ’78, haría que las aguas de la laguna afectaran a 198 familias; cubrieran 37 manzanas, 120 mil metros cubiertos de edificación, el 90 por ciento de los establecimientos hoteleros, 60 emprendimientos comerciales; la terminal de ómnibus, el Centro Balneológico Termal, el camping municipal, escenarios para festivales al aire libre, escuelas primarias y secundarias, Banco de la Provincia de Córdoba, Cooperativa de Criadores de Nutria, Asociación Hotelera, Casino Provincial, dos de sus iglesias, el Club Náutico, los edificios de Entel y Encotel, todas las plazas públicas... El agua avanzó sobre el esplendor de Miramar y expulsó a una buena parte de su población: de 4.200 habitantes registrados en 1976, quedaron sólo 2.000, pasada la inundación (el censo de 2001 constató 2.500 residentes).

Detonación y después

De ninguna manera fue fácil. Si bien el agua también trajo al pejerrey –estimulando una nueva actividad– y los esfuerzos por continuar se inclinaron hacia la curtiembre y la peletería, los miramarienses le dieron la espalda al mar y tardaron más de una década en vislumbrar soluciones. En 1992, a través de un convenio con el ejército, se procedió a detonar las partes de Miramar que se levantaban bajo el agua.

El 15 de setiembre de 1992 con estruendos y dinamita Miramar decía adiós a una parte de su historia. Se cuenta que a los soldados encargados de la tarea sólo les tembló el pulso ante la cúpula de la iglesia de Santa Teresita, por lo que se solicitó la presencia del cura párroco para apretar el detonador. Casi nada quedó de la arquitectura de esos años, quizá sólo se salvó la torre del casino Copacabana que, aún hoy, se levanta como un faro en la playa.
A más de 10 años de esos acontecimientos, en Miramar se siente la brisa del cambio. Es inminente la construcción de una nueva costanera –proyecto de la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (Dipas)– y la ejecución de emprendimientos privados de envergadura. El municipio, por su parte, está reelaborando sus códigos de edificación.
Esperemos que esta vez la obra del hombre pueda amalgamarse con la naturaleza de la laguna.

(Fuente: Aída Maldonado - La Voz del interior)

Mar Chiquita, un humedal excepcional



La laguna Mar Chiquita, en el noreste de la provincia de Córdoba, es el mayor lago de Argentina y el quinto lago salino del mundo. Constituye un área de gran riqueza en biodiversidad y uno de los atractivos turísticos mas importantes del centro de Argentina. Junto con los Bañados del Río Dulce constituyen un humedal de grandes dimensiones (uno de los mayores del mundo) y una nota muy singular del paisaje de la región pampeana argentina. 


Desde el punto de vista geológico, Mar Chiquita es el colector final de una cuenca sin salida al mar, alimentada por los ríos Primero y Segundo, provenientes de las sierras de Córdoba, y por el río Dulce, que se origina en la sierra de Aconquija en Tucumán. Al ser una cuenca cerrada el agua se pierde solamente en forma de vapor que pasa a la atmósfera. Dado que el agua evaporada no lleva minerales, las sales aportadas por los ríos tributarios se van acumulando a través de miles de años, lo que explica el alto contenido de sales de Mar Chiquita. Se originó hace unos treinta mil años por el levantamiento de una falla geológica de dirección Norte-Sur (Falla Tostado-Selva-Melincué) que levantó las costas Este y Sur, generando un gran dique natural que impidió el drenaje de los ríos afluentes hacia el río Paraná, con quien se comunicaban originalmente. 


La superficie de Mar Chiquita ha oscilado enormemente desde que se tienen datos. El nivel mas bajo conocido con certeza corresponde al mapa catastral argentino publicado en 1891. La laguna aparece con una superficie de unas 110.000 hectáreas, con medidas máximas de 75 km de Este a Oeste y 35 km de Sur a Norte. A partir de la década de 1970 un aumento sostenido de las lluvias en toda la cuenca determinó que el nivel se elevara en casi 10 metros, inundando parte de la población de Miramar. La mayor superficie se alcanza en el año 2003, cuando las imágenes satelitarias indican una superficie de alrededor de 700.000 hectáreas, con medidas máximas aproximadas de 110 km de Este a Oeste y 95 km de Sur a Norte. En la actualidad la superficie es de alrededor de 600.000 ha, pero debido a que la laguna tiene costas con pendientes muy suaves, la superficie varia muy rápidamente con los cambios de nivel. Estos datos se refieren a la laguna en sí, y no incluyen la superficie ocupada por los bañados del río Dulce, que elevan el área protegida a cerca de un millón de ha. 


La salinidad del agua varía en función de la dilución que implican los cambios de volumen, por lo que disminuyó de alrededor de 250 gramos por litro en la década de 1970 a 25 g/L en 2003 cuando alcanzó el máximo nivel registrado. 


Mar Chiquita es una depresión de muy poca profundidad ubicada en medio de una llanura sedimentaria. La profundidad máxima con el nivel actual (± 70 metros sobre el nivel del mar) se encuentra entre los 9 a 10 m. Debe tenerse en cuenta que esta profundidad se alcanza en áreas muy reducidas debido a que la mayor parte de la laguna tiene profundidades mucho menores, con grandes superficies donde la misma es menor a medio metro, haciendo difícil la navegación. 


Es posible que el aumento de nivel experimentado a partir de la década de 1980 sea el resultado de los cambios climáticos globales que se están registrando por efecto de la actividad humana, y particularmente por el aumento del dioxido de carbono en la atmósfera. Contribuye a esta idea el hecho de que fenómenos similares se han registrado en otros cuerpos de agua de la región. No obstante, nadie puede asegurar que en el futuro puedan registrarse nuevas variaciones de nivel. 

Riqueza en Biodiversidad 




Mar Chiquita (Córdoba) es un paraíso para los amantes de la naturaleza, dada la riqueza y abundancia de su fauna y su flora. En la reserva se llevan registradas 329 especies de aves de las cuales 142 corresponden a especies directamente relacionadas con ambientes acuáticos, 35 especies de reptiles, 16 de anfibios (ranas y sapos), y un número todavía no precisado de mamíferos entre los que son comunes el coipo o nutria (Myocastor coypu) que se explota comercialmente en Miramar, los zorros, los hurones, las comadrejas y el puma. 

Las aves constituyen el grupo más diverso, abundante y vistoso. Entre las especies más atractivas están los flamencos, emblema de la laguna. Mar Chiquita tiene el privilegio de contar con tres de las seis especies de flamencos que hay en el mundo: el flamenco austral o chileno (Phoenicopterus chilensis) es el mas común, habiéndose registrado hasta 100.000 ejemplares. Nidifica en grandes colonias en islas alejadas de la costa. El flamenco andino o parina grande (Phoenicoparrus andinus) y el flamenco de James o parina chica (Phoenicoparrus jamesi) son especies poco comunes que visitan la región en invierno, migrando desde las lagunas andinas de gran altura del norte de la Puna argentina, chilena y boliviana, donde se reproducen. 

Los chorlos o chorlitos (familia Scolopacidae) son otro grupo de aves de gran importancia en Mar Chiquita. Estas avecillas son grandes voladoras. Algunas especies vuelan todos los años a Canadá y norte de Estados Unidos, donde crían, para regresar de nuevo durante el invierno boreal, que corresponde a nuestro verano austral. El chorlo mas característico de este grupo de grandes migradores es el chorlo tricolor (Steganopus tricolor) del cual se han visto hasta medio millón de ejemplares en ciertos años. Otras aves características incluyen las gaviotas, garzas, cisne blanco y de cuello negro, y muchas especies de patos. Como resultado de la marcada disminución registrada en la salinidad del agua, Mar Chiquita fue colonizada por el pejerrey (Ondonthestes bonariensis), el cual dio lugar a una industria pesquera de importancia. En la actualidad solo se permite la pesca deportiva. 

Importancia de Mar Chiquita 

Los humedales como Mar Chiquita prestan servicios ecológicos fundamentales y regulan los regímenes hídricos y la biodiversidad, constituyendo un recurso de gran valor económico, científico y recreativo. 

Mar Chiquita y los bañados del río Dulce son un tesoro natural para la provincia de Córdoba. Tiene valor paisajístico, por cuanto presenta un escenario de gran belleza que atrae al viajero; valor de biodiversidad, debido a que alberga una gran cantidad de plantas y animales que forman parte del patrimonio natural de Córdoba y de Argentina; y valor arqueológico, ya que en el área se encuentran restos de culturas indígenas adaptadas a la vida en los bañados. Además, tiene valor económico para sus habitantes, generando recursos a través del turismo tradicional, el ecoturismo o turismo de la naturaleza, el turismo dedicado al mantenimiento de la salud que aprovecha el valor curativo de sus aguas y fangos. Otra importante actividad económica está representada por la ganadería en los pastizales del Río Dulce y los ingresos generados por la pesca deportiva del pejerrey que tiene a Mar Chiquita como destino destacado. 

¡ Mar Chiquita necesita protección ! 

El tesoro natural que significa Mar Chiquita (Córdoba) debe ser usado con cuidado, asegurando su permanencia para las generaciones futuras. La región ha sido designada por la provincia de Córdoba como “Reserva de Uso Múltiple Bañados del Río Dulce y Laguna de Mar Chiquita” en el año 1994. La autoridad de aplicación es la Secretaría de Ambiente de la provincia de Córdoba, con guardaparques establecidos en Miramar (03563-493934). Asimismo, la provincia de Santiago del Estero ha declarado Reserva de Uso Múltiple a los bañados del Río Dulce. A nivel internacional, Mar Chiquita ha sido declarada “Sitio de Valor Hemisférico” por la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras, organización no gubernamental internacional. Recientemente ha sido incorporada a la red para la conservación de lagos del mundo Living Lakes, con base en Alemania y en el año 2002 fue designada como Sitio Ramsar. 


No obstante, este lugar excepcional se encuentra bajo algunas amenazas que causan preocupación. En primer lugar, existe el riesgo de que la extracción no controlada de agua para irrigación u otros propósitos en los ríos afluentes, y particularmente del río Dulce, pueda llegar a disminuir marcadamente o aun secar totalmente la laguna. Asimismo, la construcción de diques puede impedir la llegada de las inundaciones anuales a los bañados que mantienen los productivos pastizales, transformándolos en salinas improductivas y estériles. Aunque esto parezca difícil en periodos de aguas altas como el actual, debe recordarse que existen en el mundo antecedentes de esta amenaza. Uno muy conocido y dramático es el caso del Mar de Aral en Asia, el cual casi ha desaparecido en pocos años debido a proyectos de irrigación mal diseñados. El mismo problema esta afectando al Mar Muerto en Medio Oriente.
Otro problema preocupante es la contaminación creciente de los ríos por industrias y poblaciones que no tienen apropiados sistemas de tratamiento de efluentes y residuos sólidos. 
Finalmente, la caza y la pesca furtivas constituyen otra amenaza importante para la biodiversidad de la reserva. 

¿Qué podemos hacer por Mar Chiquita? 

En primer lugar, conocerla. Para ello aprendamos a distinguir sus animales y sus plantas, y a apreciar su inigualable belleza. En segundo término, cuidarla. Para ello se requiere participar activamente en su protección, asegurándonos de que los representantes y habitantes de las comunidades locales entiendan y consideren el valor de Mar Chiquita para las generaciones actuales y las futuras. Recordemos que Mar Chiquita no es nuestra, simplemente la pedimos prestada a nuestros hijos y nietos.

(Extraído de: PROMAR Centro de Zoología Aplicada - Mar Chiquita, Córdoba - Universidad Nacional de Córdoba)

Red Hemisférica de Aves Playeras


“Cómo va a ser importante si queda a la vuelta de casa"...

La frase de uso común sirve para calificar, peyorativamente, las cuestiones propias, objetivamente valiosas. Vale esta recurrencia para el caso de la Reserva Natural Laguna Mar Chiquita y Bañados del Río Dulce. Un informe del Buró Internacional para el Estudio de los Humedales reconoce este lugar como un "sitio de características únicas".
Además, desde hace tres años el ambiente acuático integra la Red Hemisférica para Aves Playeras, organización que tiene por objetivo buscar soluciones a los crecientes problemas de conservación de los humedales, que están desapareciendo a razón de media hectárea por minuto.

La incorporación obedece a la excepcional riqueza biológica del área. Sin embargo, la paulatina degradación del ecosistema es una realidad dolorosa, a pesar del esfuerzo loable de unas pocas personas, que no alcanza para revertir el problema.
En 1989, el sistema que integran los bañados del río Dulce y la laguna Mar Chiquita fue incluido en la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras. Esta organización, creada en 1985, tiene por objetivo proteger a los millones de chorlos y playeros de la región y sus hábitats. Para ello identifica sitios críticos y estimula a los gobiernos y voluntarios para trabajar conjuntamente en la recuperación y preservación de esos humedales. Además, auspicia programas de entrenamiento y educación, presta apoyo técnico y alienta investigaciones a nivel internacional.

Para integrar esta red, coordinado por Manomet BRD Observatory y National Audubon Society, de los Estados Unidos, es preciso que el ambiente posea determinadas características biológicas. Así, debe contener 500.000 o más chorlos y/o playeros anualmente, o al menos el treinta por ciento de la población de un corredor migratorio.

Estos ambientes acuáticos son importantes para la preservación de estas especies, toda vez que brindan el alimento y los sitios de descanso que las aves necesitan para llevar a cabo sus extensas migraciones. Pero no sólo los chorlos y playeros se benefician con los ambientes acuáticos; el hombre también lo hace.
Dos terceras partes de los peces que se capturan comercialmente pasan parte de su ciclo vital en los humedales, que además purifican el agua y actúan como reservorios, amortiguando los efectos de las sequías y las inundaciones.
En 1938, los biólogos, Collar y Andrew realizaron un listado de aves acuáticas y/o playeras amenazadas o en franco retroceso en todo el mundo. La referencia, de validez universal, establece que “la observación regular de algunas de las especies consignadas en la ficha, en número significativo en un mismo sitio, califica al lugar como un ambiente acuático de importancia internacional”

En la Reserva Natural Bañados del Río Dulce y Laguna Mar Chiquita se encuentran cuatro especies que integran el recuento, a saber: chorlo boreal, gaviota cangrejera, flamenco andino y flamenco de James.
Además, el informe sobre aves acuáticas amenazadas en la región neotropical (de México a Tierra del Fuego), encargado por el Buró Internacional para el Estudio de los Humedales (IWRB) y el Ducks Unlimited, destaca que uno de los ambientes de reconocida importancia y que vuelve a manifestarse en el período 1990-91 como un sitio de características únicas, es la laguna Mar Chiquita y los Bañados del Río Dulce”

(del Suplemento “Temas” de La Voz del Interior)

El tesoro de Ansenusa

En la vida existen algunos tesoros guardados celosamente en nuestro corazón, o en baúles secretos que solo nosotros podemos encontrar. Pero hay otros tesoros que por ser tan obvios, nos percatamos de ellos cuando tememos que pueda desaparecer o simplemente cuando ya no están.
La Laguna Mar Chiquita y el sistema de Bañados del Río Dulce, es uno de esos pequeños grandes tesoros que nos brindan el privilegio de ser uno de los escasos lugares de la Argentina donde se puede contemplar la puesta de sol en el horizonte perfecto que contornea el agua.
La Mar Chiquita, además de nuestra, es uno de los diez lagos salados más extensos del planeta que llegó a constituirse en un importante centro balneológico por las propiedades terapéuticas de sus barros y aguas saladas. Entre la sutileza de sus misterios y el secreto de sus orígenes, la leyenda nos cuenta que un día, hace mucho tiempo, existió una diosa aborígen del agua que habitaba en su palacio de cristal del Mar de Ansenuza (nombre indígena de la Mar Chiquita). Según las malas lenguas, ella era cruel y egoísta, hasta que un día vió llegar a la costa a un príncipe aborigen malherido en la guerra.  La tristeza y el dolor del joven estremeció a la malvada doncella hasta enamorarla perdidamente. Ante la muerte inminente, la diosa decidió convertirlo en un flamenco rosado para tenerlo siempre a las orillas de la Laguna. Del egoísmo al amor, y de hombre real a sutil flamenco; las aguas de la Mar Chiquita entrañan la leyenda de Ansenuza, y por eso se las considera amorosamente curativas y sanadoras. 
La laguna arropa el 25% de las especies de aves del país y el 60% de aves de nuestra provincia de Córdoba. Por su tierna desnudez y su salvaje diversidad fue declarada Reserva Natural Provincial, además de Sitio de la Red Hemisférica de Aves Playeras en 1991 por albergar a más de 300 especies. Aunque los flamencos se encuentran en la lista de especies amenazadas, habitan en sus orillas el flamenco austral y el flamenco andino, que nidifica en la Cordillera de los Andes y visita la laguna en invierno.
Al tradicional bailarín rosado que cuida la mar se le acerca rasante, la gaviota de Franklin, quien decidió pasar los meses de invierno antes de regresar en verano a sus lugares de cría en Norteamérica. Entre los lugares de Sudamérica, el gaviotín pico grueso eligió los islotes de la mar para reproducirse en grandes colonias. Aunque de las 1.500.000 Ha de bosque chaqueño y serrano solo quedan 146.000 Ha de bosque nativo; se encuentran el algarrobo blanco, el negro, y el quebracho blanco, entre otros. El tesoro de Ansenuza, podría verse dañado si se concreta el proyecto del Canal Federal porque al llevar parte del curso de agua hacia La Rioja, en años de sequía se podría afectar gravemente el funcionamiento pulsátil de los bañados, disminuir su biodiversidad y perjudicar el sistema de producción ganadera.
Esperar que los pequeños grandes tesoros desaparezcan para comenzar a valorarlos es permitir que los soles se pierdan en el ocaso de los destinos sin fin. El susurro de sus aguas y la huella eterna de sus aves aguardan nuestra protección.

Por Rosana Andrea Guerra - La Universidad Libre del Ambiente (ULA) en defensa de la Laguna Mar Chiquita.

Perfiles de Miramar en el siglo XX


Por Daniel Cerutti (ex intendente de Miramar, para La Voz del Interior)

En las primeras décadas de este siglo, una generación con vocación de pioneros y con la alegría propia de los hacedores, llegó a la margen sur de la Laguna de Mar Chiquita (Mar de Ansenuza) y vislumbrando un gran porvenir, comenzó a poblar Miramar.  
La falta de caminos, rutas de acceso, el monte tupido, la carencia de electricidad y sistemas de comunicaciones, conformaban obstáculos y planteaban serias dificultades para fundar una población, pero todo era superado por el sólido convencimiento de que si los problemas eran muchos, el potencial era enorme. Ahí estaba, desde hacía 30.000 años, la extraordinaria belleza natural del gran mar de agua salada que Córdoba aún tiene en plena llanura y que conforma la mayor cuenca cerrada de Sudamérica (6000 km2).

Dentro del Departamento San Justo, Miramar fue la única población que optó por el turismo como su industria madre, convirtiéndose por derecho de lucha y visión, en el único asentamiento humano en todo el perímetro del mar interior.
Los pioneros extranjeros conocían la tradición milenaria de los efectos que el agua salada, el sol y el fango tienen sobre el organismo, y sabían que las extraordinarias propiedades de las curas balneológico – termales pierden eficacia realizadas fuera del medio, con el agua y el fango transportados, pues es el ambiente y el conjunto total de los elementos climáticos del balneario los que hacen eficaces el tratamiento, también sabían que pese a estar frente a un gran mar, la temperatura del agua se diferenciaba marcadamente de los fríos y extenuantes baños de mar u océanos.
Entendían además que, por más avances y progresos que se produjeran en el campo de la medicina, la química y otras ciencias, siempre las fuentes naturales conforman terapias válidas, capaces de resistir los embates del tiempo, de la moda y de los escépticos.

Tal vez por eso, el objetivo primordial de ellos era consolidar una infraestructura receptiva de servicios, preparada para los doce meses del año. Rápidamente la respuesta de miles de turistas del país y del extranjero, justificó los esfuerzos de los pioneros y visionarios que soñaban con un gran centro de turismo para la salud.
A este potencial reconocido y valorado se le agregó casi inmediatamente otro que hasta entonces se ignoraba y que enriqueció aún más el matiz propio de Miramar en la zona: sus inagotables pozos artesianos, que proveen excelente agua potable, con perforaciones a solo 70 mts. de profundidad y que coadyuvaron al nacimiento de su otra gran industria madre: la cría de nutrias en cautiverio, hasta convertirse en el mayor productor sudamericano, y ser reconocido a nivel mundial como cabaña por el tipo y calidad de sus pieles.
 
La “belle epoque”

Afianzada y reconocida la increíble riqueza de sus dos aguas, salada para el desarrollo del turismo salud, y dulce para desarrollar otras facetas como la de sus famosas quintas con cultivo intensivo, comienza a consolidarse la infraestructura receptiva de Miramar, siendo la actividad privada el gran motor que entendía al turismo como industria de servicios, clavando un mojón dentro del turismo provincial por la excelente calidad de los mismos.

El Hotel Viena, inaugurado en 1939, tenía 150 habitaciones, aire acondicionado central, calefacción, ascensores, pabellones termales con atención de médicos, masajistas y bañeros, biblioteca, cancha de tenis, usina propia, caballerizas, parque forestado con lago natural, grandes salones, ómnibus propio para excursiones, cocina internacional, piletas de agua salada, accesos a la laguna. Los hoteles de Victorio Rosso, María Tremezberg, Carlos Marchetti, eran reconocidos por la excelente calidad de los servicios que brindaban. 
Existían puentes de acceso al mar, casillas, vestuarios registrándose en esa época hoteleros que enviaban a sus hijos a Suiza a hacer cursos para capacitarlos en servicios turísticos y también el primer servicio de ómnibus de pasajeros interurbano de la Provincia de Córdoba, que unía las localidades de Miramar y Balnearia, y Miramar-El Tío, trayendo y llevando pasajeros del ferrocarril; la primera asociación hotelera con sede propia en la provincia; una estupenda difusión en folleterías impresas por los organismos de prensa del ferrocarril, que presentaban a Miramar como la “futura ciudad de invierno”, destacando ampliamente las bondades naturales de la laguna.
Aún viejas fotografías testimonian la belle epoque y es impensable escribir la historia del turismo de la provincia de Córdoba, sin que Miramar ocupe un lugar de privilegio.
Tal vez la ansiedad por hacer, tal vez buscar un lugar de privilegio junto al gran mar, tal vez la enorme seducción y atractivo que él ejercía, no le permitían al hombre prever el comportamiento de las aguas.

El mandato de la naturaleza

Desde su nacimiento como centro de turismo hasta conformar una de las economías más diversificadas y diferenciadas del Departamento San Justo, la naturaleza fue marcando pautas inexorables y los ciclos de sequías e inundaciones pasaron a ser una constante que creaba dificultades permanentes en la infraestructura de servicios, pero que nunca en la historia de Miramar cercenaron su potencial termal y paisajístico.
Pese a todo se intentaba hacer y crecer, y Miramar logró consolidar entre los años 1973/76 una gran infraestructura de servicios turísticos.
La naturaleza se asociaba a ese esfuerzo y se lograba el justo medio entre ella y el hombre. Esto dejaba entrever que a partir de esa armonía y equilibrio logrados, se afianzaba el más sólido centro turístico de la provincia
A solo tres años de lo que parecía el despegue, una vez más la naturaleza marcó una pauta, que por su magnitud parecía definitiva: en seis años de lucha y agonía quedaron sepultados bajo las aguas de la Laguna Mar Chiquita el esfuerzo y los sueños de muchas generaciones.
Fueron estériles todos los esfuerzos del hombre para contrarrestar la fuerza devastadora de la naturaleza, que dejó un saldo final de destrucción irreversible:

- las aguas de la Laguna Mar Chiquita cubrieron 37 manzanas completas del radio urbano de mayor concentración económica, mayor valor urbanístico, turístico y de mayor representatividad simbólica de la localidad, situación que perdura hasta la fecha.

- 120 mil metros cuadrados cubiertos de edificación quedaron sepultados y destruidos.

- 102 hoteles (3500 plazas hoteleras) lo que equivale al 90% de su infraestructura turística se perdieron definitivamente.

- Sesenta establecimientos comerciales (pistas de baile, confiterías, heladerías, parrillas, regionales, regionales, piletas de natación, etc) fueron cubiertos y destruidos por la acción del oleaje.

- 198 casas de familia fueron también sepultadas y destruidas por las aguas.

- Se anegaron y quedaron destruidos los edificios de la Estación Terminal de Ómnibus, Banco de Córdoba, Casino Provincial, Centro Balneológico Termal, cooperativa de criadores de nutrias, camping municipal, Iglesia de Santa Teresita (patrona de Miramar), iglesia parroquial de la Virgen del Valle, sede de la Asociación Hotelera, escenario de festivales al aire libre, club Náutico, edificios de ENTEL y Encotel, entre otros.

- Aún permanece cubierta por varios metros de agua y fango la Avenida Costanera, pavimentada, de tres Km. de extensión, murallón de cemento, espigones, escaleras, quioscos, tres piletas de natación públicas de agua salada, duchas, sanitarios, la fuente de Ansenuza y todas las playas públicas, accesos a la laguna y bajada de lanchas.

- 38 cuadras de calles pavimentadas y cuarenta de tierra cubiertas por metros de agua y fango.

- Gran extensión de líneas eléctricas de media y baja tensión y de líneas telefónicas quedaron destruidas e inutilizables.

- Un gran sector de la población quedó aislada al avanzar las aguas de la laguna sobre el cauce de tres arroyos, haciendo necesario un largo desvío para mantener las comunicaciones normales entre el pueblo y la zona rural.

- El flagelo provocó un éxodo de habitantes que redujo la población de 4200 habitantes en 1976 a 2300 personas, según el censo de 1991.

No hubo sector de la vida del pueblo que no haya sufrido profundas alteraciones , tal vez los sociólogos puedan explicar mejor las consecuencias comunitarias, espirituales, sociales e institucionales de la destrucción.

Una tarea ciclópea

Si algunas generaciones habían tratado de hacer y crecer en medio de tornados, pedreas, inundaciones y sequías, a la actual le había tocado presenciar la destrucción casi total de su pueblo, viviendo un cambio profundo y una brusca ruptura en su evolución.
Pero por expreso mandato de la historia, se la asignaba la enorme tarea de hacer la síntesis del pasado, fijar las pautas y marcar el rumbo de lo que Miramar debía ser en el futuro, con la clara conciencia de que las acciones y decisiones eran impostergables, y que de ellas y las omisiones, dependería el futuro de sus hijos. Se necesitaba entereza y coraje para emprender la ciclópea tarea de reconstruir una población desvastada, sin medios, y en el marco de una grave crisis económica general.
Al desaparecer el turismo como pilar económico principal, fueron las otras actividades, especialmente la nutria, curtiembre, peleterías, las industrias que movilizaron la economía, pero que jamás pudieron suplir al turismo en su papel comunitario, generador de infraestructura, fuentes de trabajo y gran dinamizador y multiplicador de actividades con efecto socio-económico.

Los propios pobladores de Miramar, después de la “noche triste”, tardaron años en visualizar una solución turística. Desde las esferas oficiales tampoco se alcanzaba a ver con claridad cual era la salida, ni cómo se podía revertir una realidad lacerante, traumática y compleja.
Fueron diversas las propuestas surgidas de áreas gubernamentales para darle a Miramar una nueva inserción regional y un nuevo perfil económico.
Se reflotaron proyectos como la soda solvay, litio y acuocultura, que no superaron nunca la etapa de proyecto, y que se alejaban de lo que el propio pueblo había concebido como su actividad económica de origen: el turismo, explotando las extraordinarias virtudes terapéuticas del agua y fango de la laguna, complementadas perfectamente por las otras actividades tradicionales.

Un plan integral

Debía y debe ser el propio pueblo en su papel insustituible el que marque el camino de la reconstrucción, sin olvidarse que la naturaleza ya marcó pautas claras y que es necesario un gran protagonismo y un profundo análisis del pasado para poder encontrar el denominador común que movilice.
El gobierno de la provincia debe comprender que su propuesta turística no debe limitarse a la Córdoba cultural, las sierras, los lagos, los ríos y los festivales. Incorporar a Miramar significa revertir la estacionalidad y enriquecer su oferta con el más sólido proyecto de turismo salud de la República Argentina.
Además, debe comprender que sin obras básicas de infraestructura es imposible la reconstrucción, ni habrá la indispensable e irreemplazable inversión privada.
Será la última la que motorice la construcción de la infraestructura de servicios, recreando el espíritu de los pioneros.
Se mantiene virgen e intacto el extraordinario potencial termal y paisajístico de la zona y ante la gran revalorización internacional de las áreas naturales, la ecología, las reservas de avifauna, el turismo salud, etc., se impone más que nunca encauzar acciones oficiales y privadas firmes, coherentes e integrales para reincorporar al patrimonio turístico de la provincia en gran mar interior que aún existe en plena llanura.

Mar Chiquita (Mar de Ansenuza) está en Córdoba para que Córdoba tenga mar.